El 2024 se convirtió en el año con más feminicidios registrados en Colombia desde 2018, de acuerdo con Volcánicas, se presentaron 886 casos, incluidos 20 transfeminicidios y 82 asesinatos de mujeres negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras. Entre estos crímenes, el 9 de enero ocurrió el transfeminicidio de Natalia Santodomingo en Cajicá, un hecho que ha generado indignación y un llamado urgente de la Mesa Comunitaria LGBTIQ+ del municipio a la Fiscalía para que investigue con enfoque de género y garantice justicia. Ante la creciente violencia contra las personas trans, es imperativo adoptar medidas de prevención y construir una sociedad más inclusiva y segura.
Texto: Mesa Comunitaria LGBTIQ+ Cajicá
El lunes 13 enero, rendimos homenaje a las personas trans que han sido víctimas de la violencia, el odio y la indiferencia social. Este día nos convoca no solo a recordar sus nombres y honrar sus vidas, sino también a reflexionar sobre las profundas desigualdades y violencias que enfrentan.
En Colombia, el 2024 nos deja cifras desgarradoras, más de 28 personas trans han sido asesinada. Este año inició lamentablemente con el transfeminicidio de la compañera Natalia Santodomingo en Cajicá, y sólo 2 días después, el 11 de enero, reportaron el asesinato de Betsy Mariel en Cúcuta.
Estas vidas perdidas no son solo estadísticas; detrás de cada número hay historias de resistencia, sueños interrumpidos y familias marcadas por el duelo. La mayoría de estos crímenes pudieron ser motivados por prejuicios hacia su diversidad de género, una realidad que no podemos permitir que siga normalizándose en nuestra sociedad.
La violencia sistemática contra las personas trans es un reflejo de una sociedad que aún no ha comprendido el valor de la diversidad y que sigue perpetuando estigmas que deshumanizan. Es urgente que las autoridades y la sociedad colombiana reconozcan la gravedad de esta situación y actúen con determinación para enfrentarla.
No podemos permitir que estas vidas se pierdan en el olvido ni que sus muertes queden impunes. Recordarlas es un acto de resistencia, pero también un compromiso colectivo para seguir luchando por un país donde todas las personas, independientemente de su identidad o expresión de género, puedan vivir en paz y dignidad.
Recordamos a quienes ya no están y abrazamos a quienes siguen resistiendo, construyendo un mundo más justo y libre. Por la memoria de las vidas trans que han sido apagadas por la violencia en Colombia durante 2024 y 2025:
Víctimas de transfeminicidio:
- Cristina Ramirez (Montelíbano, Córdoba)
- Rita (Monteria, Córdoba)
- Luisa Mome (Cali, Valle del Cauca)
- Paulina Smith (Cali, Valle del Cauca)
- Thaliana Fajardo Henao (Flandes, Tolíma)
- Valentina Barrrera Delgado (Pasto, Nariño)
- Veronica Dantez (Bogotá D.C.)
- Macarena (Cali, Valle del Cauca)
- Sharon Muñoz Zúñiga (Yumbo, Valle del Cauca)
- Luciana Roman (Bogotá D.C.)
- Kataleya (Soledad, Atlántico)
- Daniela Perea (Tadó, Chocó)
- Huber Andrés Blanco Medina (Barú, Bolívar)
- Veronica Dantes (Medellín, Antioquia)
- Karolay Castillo (Medellín, Antioquia)
- Kazaandra McKenzie (Bucaramanga, Santander)
- Valeska (Barranquilla, Atlántico)
- Nicol Tatiana (Girón, Santander)
- Cony (Cúcuta, Norte de Santander)
- Kimberly (Buenaventura, Valle del Cauca)
- Karis Saldarriaga (Caldas, Antioquia)
- Dylan Amaya (Pereira, Risaralda)
- Juana (Medellín, Antioquia)
- Camila (Manizales, Caldas)
- Andreina Garcia (Playón de los comuneros, comuna santa Cruz, Medellín, Antioquia)
- Natalia Santodomingo (Cajicá, Cundinamarca)
- Betsy Mariel (Barrio la ciudadela Juan Atalaya, Cúcuta)
- Sara Millerey (Bello, Antioquia).
Poema a Natalia Santodomingo
No te conocí, pero tu partida me hace sentirte cerca.
Cerca de tu dolor, de tu risa, de tus seres amados y de tus sueños.
Sueños que compartimos muchas de nosotrans.
El odio apagó tus sueños y dejó un profundo vacío.
Un vacío colectivo que hoy nos junta, que nos une en esta noche de velas, lágrimas y gritos.
Nos invade la digna rabia.
Tu cuerpo inerte, hermana, tu voz latente.
Hoy vive en nuestras cuerpas que se levantan, en nuestras voces que se alzan para honrarte, para abrazarte desde la distancia, para exigir justicia.
Por la vida, por el amor, por nuestra dignidad.
No pedimos más que vivir, como lo hace cualquier persona.
Hermana, no te conocí,
pero tu partida también me hace sentir cerca de mis otres hermanes.
De todas aquellas que hoy no están.
De todas aquellas que hacen parte de unas cifras que nos desangran,
cifras que aumentan cada día y desgarran el presente de quienes aún estamos aquí y el futuro de quienes vendrán.
Hoy estamos aquí porque tu partida no puede ser un silencio más.
Estamos aquí porque Natalia no puede ser una cifra más.
Porque nos duele tu ausencia como si fuera la de cada una de nosotras.
En los pueblos, donde las montañas y los ríos nos abrazan,
pareciera que el odio quiere ahogarnos también.
Ser trans, ser visible, ser quien una es,
es resistir cada día al miedo, al desprecio y al peligro.
Pero hoy, hermana, estamos aquí para demostrar que nosotras resistimos.
Que a pesar de la violencia, a pesar de quienes buscan arrebatarnos la vida,
no nos vamos a rendir.
Estamos aquí para recordarte, para hacer que tu nombre no se olvide,
que Natalia Santodomingo resuene en las calles, en los pueblos, en las montañas y en las ciudades.
Exigimos justicia.
Exigimos que se investigue tu asesinato,
que no quede impune como tantos otros.
Exigimos que la vida trans en los pueblos deje de ser una lucha constante.
Que podamos vivir con la libertad y la dignidad que merecemos,
sin miedo, sin odio, sin violencia.
Hoy encendemos estas velas para que tu luz siga brillando, hermana.
Para que ninguna más tenga que irse como tú.
Para que nuestras cuerpas y nuestras vidas sean respetadas.
Hermana, no te conocí,
pero tu lucha también es nuestra.
Tu nombre es nuestra voz.
Tu memoria será nuestra bandera.
Por ti, por nosotras, por todas,
¡¡Justicia!!
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